El hotel ‘Matild Palace, A Luxury Collection Hotel, Budapest’ reabrirá sus puertas durante el próximo mes de junio después de una larga e impresionante renovación que ha durado cinco años, con el objetivo de devolver al palacio su antiguo esplendor, reinventando el edificio y convirtiéndolo en un hotel de lujo.
Tras la intervención de Maria Katsarou Vafiadis y su estudio MKV Design, el alojamiento cuenta ahora con una estética que celebra la rica herencia del edificio y su relación con la cultura y la alta sociedad de la capital húngara, a la vez que pone en disposición un moderno destino tanto para los huéspedes como para los locales de Budapest. El resultado representa, en palabras de Candice D’Cruz, vicepresidenta de Marcas de Lujo para Europa, Oriente Medio y África de Marriott International -operador de hoteles que gestiona el Matild Palace-, “el espíritu de Budapest enmarcado en la narrativa de su historia, cultura, arquitectura y cocina”.
El diseño de la propiedad fusiona tradición y modernidad, reflejándolas en todos los aspectos del hotel
La construcción de este edificio se remonta a 1902, año en el que se terminó. Lo cierto es que este Palacio fue un edificio revolucionario en el país a principios de siglo, y a día de hoy sigue siendo uno de los edificios más emblemáticos de Budapest. Es tal su importancia que está catalogado como patrimonio mundial de la UNESCO, siendo uno de los dos edificios que encargó Su Alteza Imperial y Real María Clotilde de Sajonia-Coburgo y Gotha.
Originalmente, el edificio, que se alza como una puerta de entrada al emblemático puente Elisabeth, albergaba tiendas, galerías y cafés en el piso inferior, y apartamentos residenciales en los superiores.
Narrativa de diseño basada en la cultura local
Maria Vafiadis, la diseñadora, explica que “la atractiva narrativa de diseño arraigada en la cultura local que creamos para este palacio histórico está impresa en cada elemento del proyecto. nuestro diseño invita a los huéspedes a un viaje de descubrimiento, que es un elemento muy importante de la experiencia hotelera”.
En la línea de esta narrativa, el diseño del hotel lleva a los huéspedes a un viaje a través del tiempo desde que se adentran en el hotel. En este sentido, el pasillo de la entrada está realzado con lámparas colgantes formadas por piezas individuales de porcelana que homenajean el arte tradicional húngaro de Zsolnay. Por otra parte, en toda la propiedad predomina una gama cromática de colores verdes azulados, dorado y cobre, que reproducen los tonos de los edificios emblemáticos de la ciudad y sus peculiares tejados.
Serenidad y evasión
Desde el lobby y la recepción ya está presente la sensación de serenidad y evasión de la ajetreada vida de la capital, que se logra mediante un elaborado diseño y detalles en las ventanas que permiten ocultar la vista de las calles. Para potenciar la mencionada narrativa local, en el lobby se encuentra una gran colección de fotos históricas que permiten al huésped tener una visión real de la historia del edificio original y de la ciudad.
Asimismo, el hotel cuenta con una oferta de locales gastronómicos de categoría mundial, entre las que se encuentra una licorería ‘clandestina’ escondida entre los famosos tejados de Budapest.
Por otra parte, para lograr una inmersión total en la cultura de la ciudad, el Swan Spa del hotel ofrece una experiencia con terapia termal tradicional y rituales de hammam diseñados para despertar todos los sentidos.
En cuanto a las habitaciones, el hotel ofrecerá una selección de 111 habitaciones y 19 suites, la mayoría de ellas con impresionantes vistas de toda la ciudad.