En este complejo de apartamentos, situado en una popular zona residencial de Málaga, existe una vivienda que está hecha completamente a la medida de los que la habitan. Un espacio en el que conviven a la perfección funcionalidad y elegancia, y el que los espacios dialogan entre sí ante las espectaculares vistas a las que se aboca, sobre la mismísima bahía de Málaga, que parece imponerse con su poder marino sobre cada una de las estancias de la casa.
Sus dueños, una pareja con dos hijos ya universitarios, acudieron al estudio DPDV, con los diseñadores de interiores David del Pino y Cristina del Valle al frente, con una idea clara en mente: la de reformar la totalidad del piso, tanto su interior como su exterior, y aprovechar al máximo la gran cantidad de posibilidades que la vivienda ofrecía. Todo ello, por supuesto, con el objetivo claro de potenciar las magníficas vistas sobre la bahía.
Los propietarios buscaban, además, crear estancias espaciosas y que estuvieran comunicadas entre sí, de forma que hubiera una zona independiente para sus hijos con una sala de estar propia, además de una zona de servicio aislada del resto de la vivienda, y todos los dormitorios con suit propia.
Inicialmente, la casa estaba distribuida de forma tradicional, sin ningún tipo de fusión entre los espacios, y necesitaba de una adaptación íntegra a las nuevas necesidades de sus propietarios. En este caso, el estudio se encargó tanto del diseño como de la ejecución del proyecto, así como de la selección del mobiliario, obras de arte…
El resultado fue la creación de un proyecto luminoso, actual y elegante. Con una atención particular en conseguir espacios amplios, permeables entre sí y abocados al mar, se llevó a cabo una división utilizando diversos niveles. En la planta baja se situó una zona de espacio único desde el que se articularon los espacios comunes: salón, comedor, cocina y servicio. En la primera planta se situaron los dormitorios de los hijos, con una zona de estar común, y en la planta superior se distribuyeron las estancias de los propietarios: dormitorio, salón, despacho y una gran terraza con vistas al mar.
Para poder llevar a cabo el proyecto se realizó una reforma integran de la vivienda en la que se rehízo completamente toda la distribución interior, con el consiguiente cambio de instalaciones, soldados, alicatados, carpinterías… Se prestó, además, especial atención a los techos, con el objetivo de potenciar la sensación de amplitud mediante el uso de falsas vigas, molduras y cajeados, así como de carpintería de madera (que fue diseñada a medida por el estudio en color blanco satinado y de dimensiones alejadas de lo estándar).
El material predominante en toda la vivienda es el mármol blanco dolomita de gran formato, con el que el estudio logró proporcionar a la reforma esa sensación de continuidad entre los diferentes espacios. Sobre las paredes y otras superficies verticales, por otro lado, se emplearon colores cálidos y papel pintado, potenciando así la sensación de confort y dando un toque de vida y de contraste a los espacios.
El resultado es este magnífico apartamento que invita a disfrutar de sus iluminados interiores, bañados por el sol de la bahía de Málaga, y cuyos acabados de diseño se ajustan a la perfección a aquello que sus huéspedes buscaban.