Flechazo en las alturas

Las vistas sobre Madrid a través de los amplios ventanales son la razón por la que la arquitecta Mónica Diago supo que había encontrado la casa perfecta para su familia. Solo necesitaba una reforma integral que ella mismo dirigió.

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Flechazo en las alturas

Fue entrar en este piso de los años 80 y rendirse a sus posibilidades. Su visión como profesional de la construcción no le defraudó, aún sabiendo que la gran superficie estaba excesivamente compartimentada y que no se le había hecho ninguna mejora en todo este tiempo. La demolición completa sacó a la luz todo el potencial que muestra.

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El primer paso consistió en llevar a cabo un cambio radical en la distribución de espacios, así como sustituir todos los parámetros y ventanas con el objetivo de lograr una vivienda diáfana y muy luminosa, con espacios bien comunicados y funcionales para disfrutar todos los miembros de la familia juntos.

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El foco principal de esta reforma se centra en la estancia más social que aúna salón, comedor y cocina, visualmente conectados gracias a las cristaleras de hierro. Entre los distintos ambientes destaca la zona de trabajo y librería con un gran cubo de madera que sirve como mirador y rincón de lectura, diseñado por la propia arquitecta.

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La cocina, firmada por Santos, disfruta de una gran luminosidad y, si así se desea, de independencia gracias a las puertas de cristal que, a su vez, permiten divisar el salón. Un pequeño comedor de diario y una zona de juegos complementan esta estancia caracterizada por materiales resistentes, como el suelo laminado de color roble que se puede limpiar fácilmente.

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Los colores neutros con pinceladas en rosas, amarillos y verdes pastel marcan el cromatismo del dormitorio infantil resaltando sobre el mobiliario blanco. La agradable calidez de esta estancia la pone la alfombra y los textiles, entre los que destaca el divertido dosel en tono piedra que hay sobre la cama.

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Como bien dice la autora de la reforma, la vivienda se interpreta como “un continente blanco y luminoso salpicado por papeles pintados de Arte Wallpaper, Milton & King o Leroy Merlin que dan personalidad a las estancias”. Un elemento decorativo por el que Mónica no oculta su predilección y que viste la pared principal de su dormitorio pero también del recibidor, la cocina, la habitación infantil y hasta el cuarto de la colada.

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Los baños también han tenido su protagonismo en reforma. El de los niños combina el azulejo blanco a media altura -muy práctico cuando hay peques en casa- con el suelo de mosaico de Hisbalit con efectos geométricos. En las paredes, cuadros infantiles de animales recuerdan quienes son los usuarios habituales de este espacio.

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Por su parte, el baño principal ofrece una imagen más sobria, con una relajante paleta de colores neutra que se potencia con la luz natural que recibe y que contrasta con la elección en negro de las griferías, los herrajes y las lámparas colgantes. Para la ducha se ha optado por un revestimiento de mármol Carrara, tan de tendencia.

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El resultado de la reforma de esta vivienda madrileña pensada para una familia muestra que el buen gusto y el diseño no tienen por qué estar reñidos con la funcionalidad y el presupuesto. Los ejemplos están en la combinación de piezas de colección junto a otras más asequibles y prácticas.

www.monicadiago.com

Fotografía: Clara B Martín

 

 

Sobre el autor

Raquel Redondo

Periodista redactora especializada en interiorismo residencial y contract.