Ganar espacio y potenciar la luz fueron los objetivos principales en la reforma de este piso, un ático de 181 m2, ubicado en la localidad barcelonesa de Igualada. Para su intervención, realizada por la arquitecta Carola Closa, la familia fijó unas bases muy estrictas: al tratarse de su residencia habitual querían que su nueva vivienda reflejara la evolución de su forma de vivir. Por ello, y para su comodidad, querían conseguir dos zonas muy diferenciadas y delimitadas, una de día y otra de noche.
La casa en si contaba con unas vistas privilegiadas que se trabajaron por potenciar en todo momento la entrada de luz natural y la capacidad del mismo espacio para crear la zona diurna. Un proyecto que se diseñó con un estilo atemporal, lujoso y diferenciado que se potenció con la integración de un invernadero que dividiera los espacios.
“La familia quería que su nueva vivienda reflejara la evolución de su forma de vivir”
Respetando el estilo se seleccionó una paleta de colores neutros y elegantes que se mantuviera en toda la residencia. Inicialmente, la planta baja contaba con un vestíbulo, un salón, una cocina con despensa y lavadero, cinco habitaciones y tres baños. Para lograr esa amplitud y crear las dos zonas de día y noche se optó por convertir los cinco dormitorios en una habitación suite y dos individuales muy espaciosas. Además, se han rehabilitado los tres baños y se ha creado un espacio familiar diáfano de día.
La planta del edificio era totalmente simétrica, lo cual facilitó la división por la mitad, configurando una zona familiar y, por otro lado, la zona de dormitorios. La entrada de luz natural y las vistas en toda la fachada completan un espacio sobrio y elegante donde hacer el día a día de toda la familia.