Conocida como la ciudad de los seis puentes, Oporto siempre ha llamado nuestra atención por la incomparable estampa que ofrece su urbe por sus pintorescas casas y coloridas fachadas junto al río Duero. Una ciudad con una esencia única que se nutre de las numerosas bodegas y restaurantes que se localizan a uno y otro lado de la ribera.
Al otro lado de esta, en Vila Nova de Gaia, y contiguo al puente de Don Luis I, se ubica Vincci Ponte Ferro, el nuevo hotel que la cadena estrena en la localidad lusa. Un establecimiento que participa de la vida de Oporto tanto por sus vistas como por la arquitectura e interiorismo del conjunto. Un proyecto de arquitectura que ha sido realizado conjuntamente entre el arquitecto portugués José Gigante -reconocido por la medalla de la ciudad portuguesa- y el estudio de arquitectura de Barcelona GGV arquitectura.
Un hotel lleno de historia
Ubicado en el antiguo Casino da Ponte, Vincci Ponte Ferro, recibe su nombre en homenaje al cercano puente, el más célebre de los seis con los que cuenta Oporto. Un símbolo de la ciudad en el que se quiso conservar una pequeña parte de otro de los edificios históricos, incorporando cuatro de los grandes arcos de piedra del Convento de São Bento del Ave María, demolido en su momento, y donde hoy se encuentra la Estación de São Bento. Estos cuatro arcos se conservan en la fachada del hotel, dando acceso uno de ellos a la recepción.
El resto de edificios que conforman el establecimiento tuvieron una cercana vinculación al mundo del vino, un sector muy importante en la localidad, al utilizarse de almacenes de una bodega, época de la que aún se conservan vestigios. En el presente y gracias a su rehabilitación, el edificio principal acoge la recepción, el lobby bar y su espectacular suite. Por su parte, el inmueble que albergaba las antiguas bodegas ahora renace para acoger las distintas habitaciones y el parking. A este se suma un nuevo edificio que hace las funciones de nexo y distribución de todo el conjunto y acoge más habitaciones, las distintas opciones gastronómicas, la sala de reuniones, sala fitness y una maravillosa terraza con una pequeña piscina de vistas inmejorables.
Su localización privilegiada y todo aquello que le rodea ha servido como inspiración para el interiorismo del alojamiento diseñado por el estudio de Rosa Roselló, que busca a través de la luz, el color, el cuidado de los detalles y la calidad de los materiales, crear espacios cálidos y sugerentes, donde se respira un ambiente elegante a la vez que se disfruta de las bonitas vistas. Para ello, su equipo ha combinado los colores y contrastes de la ciudad en las diferentes estancias del hotel, dando especial protagonismo al cercano río.
Una nueva vida para unos edificios que habían caído en desuso, reintegrándolos en la ciudad y recuperando la esencia más pura de la ciudad.