Si es cierto aquello que afirmaba Goethe de que para conocer realmente a una persona es indispensable visitar su casa, la de Purificación García, uno de los buques insignia de nuestra moda, tiene mucho que contarnos de ella. Situada en la primera planta de un edificio firmado por el racionalista Francesc-Mitjans, a dos pasos de uno de los pulmones de Barcelona, nos habla, en primer lugar, del éxito de una mujer hecha a sí misma: se trata de un amplio piso con dos terrazas en una de las zonas más nombes de la ciudad. También de su vocación internacional y su concepción del lujo: "Siempre me ha encantado esta zona de Barcelona: tiene una esencia algo neoyorquina que me fascina. Aquí al lado tengo un parque maravilloso, algo que me recuerda al tipo de vida que puede uno tener viviendo en Hyde Park, por ejemplo. Al final, eso es el lujo para mí: poder salir a la calles y disfrutar de este magnífico espacio". Y es que, más que viajera, ella es un poco de todas partes: gallega de origen y uruguaya de adopción, ha vivido en Canadá y Estados Unidos, desfilado en medio mundo —de París y Mián a Japón— y lleva décadas afincada en la Ciudad Condal.
Mi casa es un lugar relajado. Vivo rodeada de muebles y objetos de diseño, pero la decoración tiene que ver con mi propia experiencia. Todas las piezas las he ido adquiriendo día a día y año a año. Es bonito porque todo son recuerdos que hacen de tu hogar algo muy íntimo
Fotos de familia conviven con esculturas africanas y balinesas, flores y velas, muebles de estilos diversos —un comedor art decó, un par de butacas barrocas, una lámpara de Serge Mouille...—, primorosos textiles y libros por doquier en una mezcla tan personal y desprejuiciada como femenina y romántica. No cabe ninguna duda, se trata de un refugio hecho a medida por la propia diseñadora. "Mi casa es un lugar relajado. Vivo rodeada de muebles y objetos de diseño, sí, pero la decoración tiene que ver con mi propia experiencia. Todas las piezas las he ido adquiriendo día a día y año a año. Es bonito porque todo son recuerdos que hacen de tu hogar algo muy íntimo". Con tantos kilómetros en sus suelas, ella sabe muy bien que el verdadero hogar es donde tenemos el corazón.