Corte clásico y atemporal en esta vivienda pasiva del centro histórico de Murcia

Una residencia, por la que no pasa el tiempo, en tres claves: luz indirecta, madera y molduras.

El interiorismo, que corre a cargo del estudio Juka, ha sido construido bajo los parámetros Passivhaus, que permiten mantener las condiciones atmosféricas ideales con un gran ahorro energético.

Foto: San Francisco Estudio
Foto: San Francisco Estudio

Una vivienda pensada en términos de sostenibilidad es posible. La encontramos en el centro histórico de Murcia, donde el estudio de interiorismo Juka se ha encargado del diseño interior de esa casa de corte clásico y atemporal. En ella encontramos el confort y la elegancia distribuida a partes iguales, gracias a la madera noble, la iluminación indirecta y las molduras. Un conjunto de elementos que dan luz y energía a una residencia que cuida sus propietarios y del planeta.

De hecho, la reforma integral permitió construirla siguiendo los parámetros Passivhaus, lo que mantiene las condiciones atmosféricas ideales en su interior con un ahorro energético que oscila entre el 70% y el 90% respecto a una vivienda convencional. Para que esto sea posible, contiene un excelente aislamiento térmico, ventanas con certificado y triple vidrio, ausencia de puentes térmicos. Concretamente, contiene una bolsa estanca anclada con maderas y perfilería sin uniones a ninguna parte de obra de vivienda, esa bolsa es la estanquidad de aire y vapor, y contiene ventilación mecánica con recuperador de aire.

“Para nosotros dar visibilidad a este proyecto de interiorismo es doblemente satisfactorio. Primero porque hemos convertido una vivienda en el casco antiguo en una casa pasiva, con una eficiencia energética muy superior a la construcción tradicional. Segundo porque a nivel de diseño interior hemos generado una atmósfera atemporal, discreta y acogedora para nuestros clientes que sin duda la van a disfrutar muchísimo” afirma Javier Tomás, interiorista y socio fundador de Juka.

La madera noble, un aliado infalible de confort y calidad

Un parquet en espiga de roble natural macizo luce solemne en toda la vivienda, incluso en los baños y la cocina. A penas se ha utilizado una alfombra en el salón, el resto de las estancias presumen del esplendor y brillo de este pavimento natural. El salón, el comedor y la cocina comparten un mismo espacio, una superficie total de 40 metros cuadrados, luminosa gracias a sus grandes ventanales y con una estudiada iluminación que incluye luz indirecta en el suelo y en los techos foseados.

comedor casa

En la zona del salón destaca una pared en curva, realizada en madera contrachapada, en ella dos hornacinas rectangulares incluyen discretamente la televisión y la chimenea. La iluminación indirecta en todo el perímetro de esta pared acentúa la calidez de la madera y aporta más vida al conjunto. El marrón oscuro de la pared contrasta con las tonalidades suaves de una alfombra, un sofá y un puf en un tejido natural crudo, también con el gris perlado suave de las paredes, techos y librería trasera.

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