Nos trasladamos hasta Rusia para descubrir una reforma que ha logrado dotar de historia a un piso de 83m2 de nueva construcción en un rascacielos de Moscú. Esta fue la petición del propietario cuando recurrió a la diseñadora Anastasiya Ufimtseva, que contó con la colaboración de la estilista Julia Chebotar, para lograr que un espacio inicialmente virgen diera la sensación de llevar muchos años ahí.
Para ello se decidió dotar a algunas paredes de historia dándoles un acabado rugoso que imitara al ladrillo antiguo, una búsqueda que le llevó bastante tiempo y que se consolidó al descubrir los muros de piedra del monasterio Savvino - Storozhevsky. Otras, se vistieron de yeso decorativo que creara el efecto que produce el hormigón, un trabajo magistral cuyo resultado salta a la vista.
Para contrarrestar el efecto industrial de las superficies se ha usado una paleta de colores discreta que cede el protagonismo a un mobiliario en madera natural que aporta carácter a las estancias y que se complementa con pequeños elementos que hablan sobre la personalidad de los propietarios. La iluminación se vuelve clave para lograr este objetivo.
