Si nos adentramos en el centro de Barcelona, concretamente en el barrio de Gracia, innegablemente nos encontramos con una atmosfera única característica de esta zona de la ciudad Condal. Lo mismo sucede con sus viviendas. Ya, vivir allí es todo un lujo, y eso mismo debió pensar la diseñadora de interiores Susanna Cots cuando decidió convertir este pequeño apartamento en toda una joya para los sentidos.
A la hora de proyectar el interiorismo en un espacio tan reducido, Susanna ha contado con una doble misión: lograr crear un espacio generador de bienestar y trabajar para ganar la máxima amplitud posible. 50 m2 de este piso, que les regaló paredes desiguales que narraban las historias del paso de los años, razón por la que decidieron restaurarlas y mantenerlas respetando su estructura y la sabiduría del tiempo.
“El diseño de esta vivienda está creado para que el carácter del espacio vaya de la mano de la personalidad de quien vive en él, respetando y promoviendo un estado de ánimo estable, consciente y presente”
¿En contra posición? El blanco, color que actuaba con complicidad con los elementos ya visibles y que los potenciaba dándoles mayor protagonismo. Además, el blanco aporta lu y amplitud a un espacio ya de por si limitado. Un lienzo creativo con el que la propietaria de este hogar pudiera vivir y trabajar.