Adecuar una vivienda a un paisaje salvaje y natural no siempre es fácil. Sin embargo, existen miles de casas perfectamente adaptadas a la naturaleza en las que el interior y el exterior se entremezclan creando una atmósfera única y especial. Es justo lo que ocurre en esta residencia diseñada recientemente en un suburbio de Moscú y rodeada de bosque.
La vivienda, bastante llamativa, cuenta con 3.000 metros cuadrados que se distribuyen en un interior con tres dormitorios; una piscina y una zona de spa con diferentes baños -turco, ruso, sauna, etc.-, una gran sala de estar con enormes paredes de vidrio y otros detalles interesantes.
La arquitectura de la casa fue determinada por el deseo del propietario de preservar los árboles que ya existían en este emplazamiento. El centro semántico del espacio es una sala de estar de dos luces, una de las cuales está completamente hecha de vidrio, y que da al patio. Sin embargo, el diseño minimalista con abundancia de vidrio, metal y hormigón no era del gusto de los propietarios, por lo que la diseñadora de interiores, Olga Freimann, optó por crear un ambiente acogedor y cálido, al puro estilo de una casa de campo familiar en la naturaleza.
El objetivo era preservar el estilo constructivista del interior, haciéndolo cálido, confortable y lujoso.
En un esfuerzo por dar calidez y confort a los fríos volúmenes minimalistas, el arquitecto apostó por la madera natural. Los paneles de madera, los suelos, los muebles empotrados de madera de tabaco, la manzana japonesa y el nogal están hechos por artesanos rusos con un alto nivel de calidad.