En menos de un año, el grupo de restauración ha abierto tres nuevos locales y éste corresponde al de la calle Infanta Mercedes, de Madrid. Tiene una superficie de 210 metros cuadrados y se demolió en su totalidad para rehacer todas sus instalaciones eléctricas, sanitarias, de climatización y cocina.
De las obras de reforma integral solo se conservó el suelo de la sala. Es de madera maciza de Merbau de gran calidad y para recuperarlo se cubrió con tableros de maderas recicladas y finalmente se acuchilló y barnizó.
El contenido del espacio se vistió con una piel sencilla y atrayente formada por baldosas cerámicas y enfoscados pintados, tanto en parámetros verticales como en horizontales.
La propuesta de Aurora Gámez fue el uso de pintura continua de imitación cemento pulido para techo y paredes con fosas que aportan movimiento a la iluminación, y para el suelo se combinó pavimento hidráulico con la madera existente.
Y algunos parámetros verticales se reservaron para la aplicación de cerámica vidriada en tonos verdes, destacando la realización en uno de los frontales del local de un mural a modo de fresco pintado a mano por la artista Sena, usando el mismo cromatismo. Éste se basa en la naturaleza buscando también cierta conexión visual con la tapicería de las sillas.
Cabe destacar que todos los muebles de hierro han sido diseñados y hechos a medida para el local, así como las cortinas de flecos metálicos de aluminio coloreado. El denominador común es la inspiración en los colores marrones, verdes y arenas.
La iluminación juega un papel fundamental en el proyecto de interiorismo. Con el objetivo puesto en crear un ambiente cálido y acogedor, consigue crear profundidades y movimiento, sin robarle un ápice intimidad a cada mesa. Asimismo, la convivencia de la luz de trabajo procedente de la cocina y el pase de camareros para la sala global es uno de los mayores retos que se planteó.
En la parte exterior, la fachada, también se ha estudiado muy bien el factor luz, sobre todo cuando llega la noche. La atención del transeúnte la capta un luminoso verde de minibombillas sobre textos de gráfica china que se enriquece con las imágenes del interior que se filtran tamizadas entre las cortinas metálicas mientras se mueven sinuosas y sutiles.
Y si hay una iluminación protagonista en el local es la lámpara colgante del baño, realizada con armadura de alambre y piel teñida y troquelada que aporta un efecto teatral a la estancia muy agradecido por cuanto se trata de un espacio íntimo. Su color rojo tiene claras connotaciones chinas de gran simbolismo.
El resultado del proyecto es la armonía global que desprende el establecimiento fruto de la combinación de los elementos principales con pequeños detalles como pequeñas luces, reflejos de vinilos coloristas sobre espejos, vitrinas llenas de vajillas asiáticas, destellos dorados de metales zincados en oro, muebles auxiliares de estilo nórdico… Un popurrí decorativo perfectamente integrado.
Fotografías: © Julio Cayetano