Tomás Alía es un referente en el mundo del diseño, la artesanía y la arquitectura, y el mundo de la cultura lo ha galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2022. Este premio distingue a las personas y entidades que hayan destacado en el campo de la creación artística y cultural o hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura o en la conservación del patrimonio artístico.
“Es una medalla a un trabajo de muchos años con el Estudio Caramba, a proyectos internacionales, pero sobre todo a la excelencia artesana española, uno de nuestros tesoros vivientes de quien me siento hijo, porque lo soy”, declaraba Alía tras recibir el reconocimiento.
La autenticidad de Tomás Alía (Lagartera, 1964), como su simpatía y su buen juicio, se perciben tanto a través de una pantalla de televisión, en el rol de jurado de talent show, como cuando uno se lo encuentra de vecino haciendo cola en una tienda y le saluda. El secreto está en ser siempre él mismo, sin preocuparse por lo que piensan los demás. Y lo mismo le pasa con sus proyectos: “Me interesa –reconoce– que el espacio sea particular, y además que su particularidad se vea, que se aprecie. Se trata de crear un traje a medida en cada ocasión, diferente a la realidad cotidiana, que conocemos de sobra”. Genio y figura.
Embajador de la artesanía española
Nacido en Lagartera (Toledo), un pueblo célebre por sus labores artesanales, e hijo de la académica y maestra artesana Pepita, Alía se siente orgulloso de sus orígenes y de la artesanía que ha rodeado toda su vida. Prueba de ello son sus múltiples iniciativas por alumbrar el papel de los maestros artesanos de nuestro país, ahora representados en España Artesana, la guía y tienda de piezas artesanales que aúna a más de 250 artesanos españoles.
A su vez, es representante de la Fundación Michelangelo y Embajador de la Cerámica de Talavera de la Reina, desde donde ha trabajado con el Gobierno de Castilla La Mancha para obtener la consideración de Bien de Interés Cultural.
Restaurante Baobab
Su obra destila sensualidad, relajación y contemporaneidad, fruto de un “efecto rebote” – reconoce- frente a lo barroco, rígido y tradicional de su infancia. “Nací en un entorno donde la opulencia decorativa, la información gráfica, colorista y formal mandaban en mi esencia creativa. Y en ese contexto tan barroco y artístico se despertó mi curiosidad por la estética, por la belleza, la singularidad y también el espacio. Al formarme, experimentar y realizar múltiples proyectos, he tenido conciencia de la realidad plástica que predico: respeto mucho el pasado, pero siempre proyecto pensando en el futuro”, explica a Interiores.
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