Konstantin Grcic: 'El diseño es algo serio y a la vez algo cómico, como la vida misma'

Ya de niño le gustaba construir objetos, y después quiso ser restaurador de mobiliario. Pero acabó convirtiéndose en diseñador industrial (aunque con una marcada vena ‘arty’)

Conversamos con Konstantin Grcic sobre sus novedades, la industria y nuestra siempre compleja relación con los objetos

Konstantin Grcic (Múnich, 1965) ha hecho del rigor intelectual y una aparente simplicidad formal sus dos mayores señas de identidad como diseñador
Konstantin Grcic (Múnich, 1965) ha hecho del rigor intelectual y una aparente simplicidad formal sus dos mayores señas de identidad como diseñador

A pesar de crecer rodeado de arte – su madre, alemana, era galerista y su padre, serbio, coleccionista especializado en el siglo XVIII– Konstantin Grcic (Mú[1] nich, 1965) quiso ser ebanista, disciplina en la que se formó en la John Makepeace School for Craftsmen in Wood de Londres. Después se graduaría también en Diseño Industrial por el Royal College of Art, y trabajaría unos años en el estudio de Jasper Morrison.

En 1991 fundó su propio estudio en su ciudad natal, y una década más tarde colaboraba ya con editoras de la talla de Flos, para la que diseñó la ya icónica lámpara portátil Mayday en 1999 –Compasso d’Oro en 2001–, o Magis, con la que lanzaría, en 2004, otro icono: la silla Chair One.

Desde entonces no ha parado de proyectar, muebles y objetos, exposiciones e instalaciones o libros, además de dar clase en la escuela Superior de Bellas Artes de Hamburgo. Y, hoy, su obra forma parte de las colecciones del MoMA, el Centro Pompidou o el Design Museum londinense.

Hablamos con él a propósito de sus dos nuevos lanzamientos presentados durante el pasado Salone del Mobile.

 

Transformers Una exposición de luminarias y mobiliario que puede verse en la Galerie Kreo parisina
Transformers Una exposición de luminarias y mobiliario que puede verse en la Galerie Kreo parisina.

 

Compaginas dos líneas de trabajo paralelas, una práctica integrada en la industria y otra más experimental, artística incluso, que cristaliza en exposiciones e intervenciones en museos, galerías y festivales. ¿Necesitas salirte de vez en cuando del nicho del diseño?

Me gusta trabajar en ambas, pero sentir les del mismo. Soy consciente de que la industria tiene muchos defectos, y la endogamia no está entre mis debilidades, pero creo sinceramente que hacerlo tiene su lado bueno, porque algo vanguardista, adelantado a su tiempo, sólo puede conseguirse haciéndolo llegar primero a un público profesional que entiende los códigos. Y eso tiene un valor real. A veces, para presentar nuevas ideas y progresar es imprescindible hacerlo así. Ahora, también me motiva mucho ese trabajo más efímero pero muy libre y revelador de las exposiciones e instalaciones, sí.

 

¿Y cuál es la diferencia esencial de diseñar con uno u otro fin?

Cuando diseñas mobiliario u objetos para compañías como Vitra o Magis, los productos resultantes llevan consigo una firma muy fuerte. Se trata de productos industriales que atraviesan complejos procesos de desarrollo pero que, en todo momento, conservan indeleble el sello de esas compañías. Luego hay proyectos para otro tipo de marcas y en otros ámbitos del sector en los que el reto es diseñar sin que lo parezca. Ésos son realmente proyectos de diseño: te esfuerzas para crear productos que tengan un aspecto muy natural y discreto y no parezcan diseñados. Y, en los más personales, la libertad es la clave.

 

Chap. Una pieza adaptable y versátil –puede utilizarse como taburete o mesa auxiliar– diseñada para Vitra.
Chap. Una pieza adaptable y versátil –puede utilizarse como taburete o mesa auxiliar– diseñada para Vitra.

 

¿Cómo concibes personalmente tu oficio?

El diseño es algo muy serio. Exige la máxima concentración y conlleva una gran responsabilidad. Y, al mismo tiempo, para mí, su dura realidad es a veces tan cómica como la vida misma. En nuestro día a día todos luchamos con la vida, y no digamos con los objetos. Constantemente pensamos, por ejemplo, en cómo debemos sentarnos sobre un determinado asiento, o cómo se abre o cierra un pestillo… Siempre me ha fascinado observar la interacción entre los seres humanos y los objetos. ¿Cómo nos relacionamos con ellos? ¿Hasta qué punto somos inteligentes? ¿Existe la categoría de objetos realmente útiles, satisfactorios y accesibles? Porque es evidente que los hay que parecen concebidos justamente para lo contrario: hacerte sentir idiota, o incómodo, o frustrado…

 

Twain. La nueva butaca de Konstantin Grcic para la editora italiana Magis
Twain. La nueva butaca de Konstantin Grcic para la editora italiana Magis

 

Y, hablando de proyectos , vuelves a colaborar –una vez más– con Magis, la editora a las que más fiel has sido a lo largo de tu carrera. ¿Qué tiene de especial?

Llevamos más de 20 años trabajando juntos, sí, y hemos llevado a cabo un impresionante número de proyectos, empezando por Chair One, a comienzos del milenio, aunque no todos han tenido su éxito. Eugenio Perazza, fundador y director creativo de Magis, me ha ofrecido siempre dos cosas: una libertad increíble y unos retos extraordinarios. Una combinación tan atractiva como rara de encontrar. El desarrollo de un producto nunca es tarea fácil, siempre hay fricciones y altibajos, pero, cuando cuentas con un socio que lo entiende y está dispuesto a comprometerse en ese viaje contigo, está garantizado que de esa relación saldrá algo al menos muy especial.

 

South. Una bien avenida familia de exterior en tubo y varillas de acero también para Magis.
South. Una bien avenida familia de exterior en tubo y varillas de acero también para Magis.

 

En el pasado Salone presentasteis juntos dos novedades: la butaca Twain y una colección de exterior llamada South, ¿qué puedes contarnos de ellas?

La inspiración de Twain viene de la clásica silla Safari, de Kaare Klint –que combina madera, cuero y textil–, y se trata sobre todo de un estudio sobre la sostenibilidad realizado en colaboración con Hella Jongerius. Y, en cuanto a la colección South, es una familia de muebles de exterior –compuesta por una silla, un banco alto, uno bajo, un sillón pequeño y dos mesas– en tubo y varilla de acero, de líneas sinuosas y envolventes, una explícita invitación a la relajación inmediata.

 

 

Sigue leyendo...

 

Sobre el autor

Descubre más sobre: