Según de qué generación seas, los suelos de linóleo te sonarán más o menos, y si lo hacen, será con connotaciones anticuadas porque, efectivamente, es un suelo que tiene más de un siglo. Lo inventó Frederick Walton en 1860 a partir del aceite de linaza mezclado con harina de madera, polvo de corcho o polvo mineral y destaca principalmente por sus propiedades bactericidas. De ahí también que en la memoria colectiva más reciente se relacione con instalaciones en hospitales, gimnasios, residencias o colegios.
Hoy en día ha vuelto a la primera fila del sector de la mano del boom por la decoración sostenible considerándose una opción ideal si estás pensando en renovar el suelo de tu casa y aunque puede tener cierta similitud con suelos laminados o vinílicos, las ventajas que te explicamos aquí te ayudarán a decidirte por el suelo de linóleo, sin ninguna duda.
Los fabricantes de pavimentos se han sumado a aquello de 'renovarse o morir' haciendo evolucionar las posibilidades y prestaciones del linóleo hasta situarlo entre los suelos más demandados hoy en día, tanto en el ámbito del contract, hostelería y sanitario, como en el residencial.
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Además, las opciones en cuanto a diseños son muy amplias, ya no solo en colores, sino en imitación de otros materiales, siempre a partir de pigmentos naturales, integrándose perfectamente en cualquier estilo decorativo. Así pues, si no lo conocías, te presentamos el suelo de linóleo: muy resistente, de fácil colocación y mantenimiento, económico, higiénico, con infinitos acabados y ecológico al 100%.
Toma nota de sus principales 5 ventajas para acabar de decidirte y ten en cuenta que alguna desventaja (pocas) también tiene; te las contamos al final.
5 ventajas de los suelos de linóleo