Todos los elementos que conforman las habitaciones infantiles constituyen el universo privado en el que los pequeños pasarán la mayor parte de su tiempo: jugando, estudiando y durmiendo. En el dormitorio, pues, desarrollarán su creatividad e imaginación, motivo extra para adaptarlo a sus gustos y necesidades.
S i te estás planteando actualizar el dormitorio de tus hijos, ante todo, debes partir de una buena planificación del espacio disponible: ten en cuenta que la cuna pronto dará paso a una cama y un escritorio, así que no hay que acomodarse exclusivamente en las necesidades del momento actual, sino que hay que pensar en el futuro y elegir piezas capaces de crecer con ellos o fácilmente sustituibles.
Para acertar, hay que proyectar teniendo en cuenta dos etapas: una primera que abarque desde que son bebés hasta los 6 años –cuando arrancan la Primaria–, y una segunda que vaya de esa edad hasta la post-adolescencia, y siempre aprovechando las ventajas de los muebles modulares, rehuyendo de los cromatismos excesivos –las maderas claras nunca fallan– y abrazando los accesorios como los perfectos aliados para dar un toque colorido y divertido a su dormitorio.
De hecho, invirtiendo en textiles, lámparas y accesorios se posibilita que la estancia evolucione a medida que ellos crecen. Recuerda que la vida útil de una habitación infantil o de adolescente puede dilatarse en el tiempo mucho más de lo que se tiende a pensar.
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