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Espacios abiertos y conectados en este pequeño piso donde el papel pintado verde es el protagonista

El interiorista Mikel Irastorza optimiza los 47 metros de este apartamento en San Sebastián, aportándole amplitud visual, funcionalidad y capacidad

Sin olvidarse de su arte a la hora de darle el ‘look’ elegante de todos sus trabajos

Espacios abiertos y conectados en este pequeño piso donde el papel pintado verde es el protagonista
Espacios abiertos y conectados en este pequeño piso donde el papel pintado verde es el protagonista
Foto: Belén Imaz Estilismo: Pete Bermejo

Cuarenta y siete metros pueden dar para mucho, y si no que se lo digan a los propietarios de este fantástico apartamento en la ciudad de San Sebastián. Necesitaban un piso para pasar los fines de semana y sus vacaciones en la zona donostiarra, y tenían muy claro que debía ser en una vivienda muy céntrica y a pocos metros de la maravillosa playa de La Concha. Y dieron con este en un edificio noble de aire francés, un detalle que inspiró el proyecto de decoración del interiorista Mikel Irastorza.

“Se trataba de aprovechar el espacio y conseguir un espacio sofisticado y funcional a su vez para la familia que iba a disfrutarlo. Requerían de atmósferas encuadradas, integradas y a un mismo tiempo independientes, que pudieran incorporarse o mantenerse aparte cuando fuera necesario”, comenta Mikel. Algo que el interiorista consiguió a través de las notas de color (como el papel pintado en tono verde oscuro de la pared de la zona del comedor y parte del salón) y las puertas correderas. Estas últimas son elementos que dejan el área de día absolutamente abierta, solo enmarcada con la alfombra del salón y la perpendicularidad de la cocina con su península a modo de comedor y el mirador al fondo, uno de los rincones más apreciados por los propietarios, ya que adoran la lectura y pasan allí largas horas leyendo y saboreando las vistas.

 

Foto: Belén Imaz Estilismo: Pete Bermejo
Foto: Belén Imaz Estilismo: Pete Bermejo

 

Esas mismas puertas son las que desligan o unen el dormitorio principal al resto de la casa –un espacio que se abre al salón para ganar amplitud visual y que favorece la sensación de encontrarse en una gran habitación de un hotel de lujo–, y el baño, al que se puede acceder desde el propio dormitorio con una apertura corredera (tratándolo así como una suite) o desde el salón, con una batiente que queda perfectamente integrada en el muro y que permite el uso de este espacio a los invitados, sin tener que entrar en el dormitorio.

 

 

A la hora de vestir la estructura, Mikel Irastorza apostó por los tonos claros y neutros para suelos y paredes, de modo que se ganara luminosidad y sensación de mayor superficie, y se convirtiera en un marco en el que destacar la selección de mobiliario elegida para la decoración. También se decantó por esos tonos, especialmente el blanco, en los muebles y complementos más importantes y jugó con una gama de azules y grises que aportan un necesario contrapunto cromático, como el azulón de la tapicería de la butaca del salón o los pies de lámpara en cerámica azul celeste, los jarrones en varios colores, o los cojines del sofá.

 La mano del interiorista se aprecia en cada detalle, como en la lámpara del comedor o la butaca del salón de estética años cincuenta, los elementos de reminiscencias francesas... Las notas ‘art déco’, los dorados y la estética años cincuenta/sesenta es ideal para diseñar estancias que respiren lujo y elegancia.