Una casa con niños es un hogar feliz y lleno de vida, pero también un espacio que ‘invita’ al desorden, especialmente cuando son más pequeños. En general, se trata de adaptarse los unos a los otros y buscar un equilibrio en el que ni los juguetes invadan todo y ellos puedan moverse con comodidad y cenar en el sofá viendo la tele, sin que sufras por si se cae una mancha o deciden tocar y coger todo lo que está a su alcance.
Lo primero de todo es crear un entorno seguro. Revisa los ‘puntos negros’: echa un vistazo a ventanas, balcones y terrazas y asegúrate de que no pueden acceder a ellos; pon protectores en los enchufes y en las esquinas de las mesas de centro (todo un clásico en lo que accidentes domésticos se refiere); fija las estanterías a la pared para que no se venzan… Eso sí recuerda que una vivienda segura no es sinónimo de blindada y opresiva, sino de cómoda e, incluso, abierta. Por eso, si quieres hacer que se sientan realmente bien, intégralos en el día a día. Repasamos las estancias principales, para conseguir un buen ambiente familiar. Foto: Ikea