A nadie se le escapan las connotaciones que transmite la decoración de estilo nórdico con sus espacios claros, amplios, bien distribuidos, ordenados… pero todo ello es debido a la cantidad de horas que pasan dentro de sus casas, por el frío que hace en el norte de Europa durante gran parte del año y a las pocas horas de luz natural.
Por norma general son estancias perfectas donde se cuida cada detalle y donde cada cosa parece tener su sitio para no alterar la armonía visual ni la estabilidad emocional. En esta línea, la paleta de colores suele ser bastante neutra, muy clara, para potenciar esa luminosidad que les escasea. Esto se combina con texturas de la más diversa naturaleza que tiñen los objetos –lámparas, textiles, pavimentos…– y que se suelen llevar todo el protagonismo.
Fotografía: ©Anders Bergstedt
Sin embargo, si hay un color que tiene la licencia de alterar esos blancos predominantes es precisamente el otro extremo, el negro. Es fácil encontrar diferentes elementos de este color dentro de un mismo espacio, aportando ese toque dramático. En ocasiones es suficiente con elegir un cuadro negro que, sobre la pared blanca, representa como un estallido mural que rompe la visión de apariencia inalterable.
Fotografía ©Anders Bergstedt
¿Y por qué no hacer que ese color oscuro tenga más protagonismo? Pero sin llegar a pecar de sombrío porque iría contra cualquier principio del estilo nórdico. La solución está en solo dedicarle una de las paredes de la estancia.
©Daniela Witte
En general, es interesante la captación del espacio en cuanto al orden. Los nórdicos buscan espacios abiertos, sin barreras visuales, ni tan siquiera en las ventanas en forma de cortinas. Y seleccionan los muebles indispensables perfectamente situados para no dejar lugar a un caos doméstico.
Fotografía: Coco Lapine Design
Otro aspecto que caracteriza a la decoración nórdica, y que es fácilmente adaptable a nuestras casas, es añadir el componente naturaleza en forma de plantas –tenemos los trucos para emplearlas con éxito–. Cualquiera de ellas consiguen hacer que te sientas mejor en esa estancia, sino pruébalo y verás.
Fotografía: Alvhem
Si hablamos de mobiliario de comedor, existen dos tendencias. Una es combinar la mesa moderna con sillas tradicionales o al revés, con lo que se consigue un mayor dinamismo visual en ese conjunto.
Fotografía: ©Anders Bergstedt
La otra opción es elegir sillas de modelos diferentes para acompañar a la mesa, algo que aporta un toque interesante al comedor. Y si se mezclan materiales, esa percepción se acrecenta.
Fotografía: My scandinavian home
Otra idea que se ha extendido más allá de las fronteras nórdicas alude a las composiciones de fotografías o cuadros para decorar las paredes. Es como si con uno/a no fuera suficiente. Se mira de agruparlas de forma ordenada, pero sin importar la diversidad de tamaños, aunque entre ellas han de guardar alguna relación (por temas, colores, etc.), siendo aplicable a cualquier estancia.
Fotografía: Svenska Mäklarhuset
Y si damos paso al color –porque las revisiones últimas del estilo nórdico permiten alguna licencia cromática–, y dado que las estancias suelen estar abiertas, hay que procurar una cohesión entre ellas. Como en este caso, las flores de la mesa respecto al sillón del salón. Es un hilo visual que las conecta.
Fotografía: Seventeen doors