Ya vimos que este estilo de origen oriental basa su encanto en la imperfección de lo orgánico y que por lo tanto abraza el paso del tiempo, reivindicando de este modo un hogar equilibrado y lleno de personalidad. Ahora nos fijamos en detalles concretos para poder tomar ejemplo de ellos y así constituir rincones wabi-sabi en nuestro hogar.
Y es que este estilo decorativo ha llegado pisando fuerte y dispuesto a conquistarnos, entre sus seguidores, el mismísimo Robert de Niro, quien ha apostado por una decoración wabi-sabi en el hotel del que es propietario, el Greenwich, en Nueva York.
1. Respira en el salón
Observamos cómo un espacio amplio, como este comedor, no tiene por qué llenarse de estanterías, así como tampoco de cuadros, ni por supuesto tampoco de muebles auxiliares. Si queremos que nuestro salón sea wabi-sabi debemos abogar por decorar con lo imprescindible.
Muchos en este punto pensaréis: ¿y en qué se diferencian estas premisas del minimalismo? En que el wabi-sabi no tiene por qué cumplir a rajatabla con el concepto de geometría que tanto caracteriza al minimalismo. En este estilo, además, el paso del tiempo no se aprecia; en el caso del wabi-sabi, sí. Por lo tanto, podemos optar por alguna mesa baja de manera hecha con tablones irregulares y también por algún objeto con un efecto oxidado, como la esfera de reloj que se aprecia tras el sofá en la imagen.
Foto: Pinterest
2. En la habitación el blanco manda
Una habitación wabi-sabi es un remanso de paz: permite que la vista descanse y sobre todo evita el efecto recargado. Es decir: no es tu habitación de cuando tenías 15 años, llena hasta el último milímetro de pósteres de Leonardo DiCaprio. Aquí optamos a lo sumo por algún detalle ejecutado con chalk paint, si tú quieres incluso elaborado por ti misma, o jugar con maletas viejas, como en la imagen. Y, por encima de todo, defiende el blanco, especialmente en la ropa de cama.
Foto: Pinterest
3. Aprovecha la pared en la despensa
Nos ha robado el corazón, básicamente, esta imagen, que nos traslada a una casa rural, donde el tiempo ha impreso su personalidad. Jugar con los huecos que puede dejar una pared, e incluso abrirlos nosotros mismos, si es posible, es hacer un homenaje a hogares antiguos, en los que se aprovechaban los recovecos más fríos para almacenar los alimentos, un truco que, con medida, se puede aprovechar en el presente para ahorrar energía. En una despensa también ganaremos empleando capazos y cestas de mimbre, un material intrínsecamente ligado a lo artesanal y que gana encanto a medida que se le da uso.
Foto: Nomad Bubbles
4. Las puertas, de madera
Personalidad, reminiscencias naturales, huella del paso del tiempo, robustez, elegancia… Podríamos pasar una jornada laboral entera enumerando los beneficios de apostar por la madera cuando ya hemos optado por vestir de blanco nuestras paredes porque, sí, además es un toque muy wabi-sabi. Esta imagen vale que mil palabras, literalmente, para expresar todo lo que queremos decir. Y si la haces corredera para acceder al baño, mejor.
Foto: wabi-sabi-style
5. La iluminación tiene personalidad por sí misma
No tengas miedo de las lámparas con entidad, y no te limites a reproducir el ejemplo de la bombilla desnuda, porque al final del camino de esa repetición inconsciente está la falta de encanto. Y el wabi-sabi es puro encanto, como demuestra esta lámpara con una estructura de madera. Coloca las lámparas con personalidad, como esta, en el salón, en el recibidor o en un exterior cubierto, como se muestra en esta imagen, un detalle del proyecto Wabi House, de Tadao Ando, que ya nos descubrió Guille García-Hoz en su viaje a México.
Foto: Wabi House, Tadao Ando Architect and Associates
6. Farolillos para simular un jardín interior
Presentamos otra idea de iluminación, esta vez extraída del restaurante Wabi Sabi Garden, en Australia. Como podemos comprobar tras el ejemplo mexicano, el wabi-sabi partió de Japón para conquistar el mundo.
Tal y como vemos en este restaurante, los farolillos se han dispuesto de tal modo que nos transportan a un jardín sin salir al exterior. Esta sería una idea para decorar el salón de nuestro hogar en el caso de celebrar una fiesta, es decir, no hace falta entregarse al cotillón de toda la vida (y no mires hacia otro lado, todavía estás a tiempo de corregirte).
Foto: Wabi Sabi Garden
7. Deja que las plantas formen parte del hogar
Este hogar japonés reafirma el vínculo entre naturaleza y el estilo wabi-sabi. Si en la imagen anterior mostrábamos cómo los farolillos en un interior nos podían transportar a un jardín, en este caso es turno de las plantas de interior y observamos cómo es el jardín el que se transporta al salón, yendo un paso más allá en la reafirmación de este estilo.
Además, el detalle de la hoja verde predominante no es casualidad: de este modo mantenemos una clave cromática uniforme, a la par que vivaz, por lo que podemos ahorrarnos las plantas con flor. Si apostamos por el aloe vera, además, tendremos un eficaz remedio en casa para cicatrizar heridas.
Foto: Room Clip
8. Prueba a dejar las paredes desnudas
Ya hemos comentado anteriormente que las paredes en clave wabi-sabi tienden al blanco pero si optamos por ir un poco más lejos en la consagración de este estilo, también podemos probar por dejar alguna pared al descubierto, porque aquí mostrar las costuras es una virtud, no un defecto. La bañera también nos gusta mucho, pero tal vez es un poco menos práctica.
Foto: mundofachadas.com
9. Las chimeneas también son wabi-sabi
En otro artículo comentaba lo imprescindible que es este elemento decorativo y utilitario en el hogar rústico. En el caso del wabi-sabi, el buen ejemplo se repite. Además, la calidez del fuego ayuda a crear un interesante contraste con el tono neutro de las paredes, como observamos en la imagen.
Foto: Pinterest
10. El hotel Greenwich también se viste de wabi-sabi
El interiorista Axel Vervoordt y el arquitecto japonés Tatsuo Miki ha hecho realidad los deseos de los socios del Hotel Greenwich, Ira Drukier y Robert De Niro –del que antes de hablábamos– en un ático del edificio que forma parte de su oferta. En la imagen mostramos un detalle de este rincón de ensueño en el barrio de Tribecca, Nueva York, que a su vez es un compendio de lo que hemos expresado a lo largo de este artículo: paredes casi desnudas, encanto de la madera, imperfección geométrica, impresión del paso del tiempo… Un festín para la vista.
Foto: Hotel Greenwich