Las claves hygge que harán de tu casa el lugar más acogedor del mundo

Nesting, wellbeing, cocooning o hygge. Siguen en pie y más vivas que nunca las tendencias que nos empujan a disfrutar de la comodidad de los espacios cerrados, lugares en los que pasamos casi un 90% de nuestro tiempo

Para conseguir un ambiente de armonía y bienestar necesitamos preparar nuestra casa haciéndola muy comfy, teniéndola limpia y ordenada, con entradas de luz natural, plantas para conectar con la naturaleza y una decoración que nos haga sentir realmente agusto

Las claves hygge que harán de tu casa el lugar más acogedor del mundo
Las claves hygge que harán de tu casa el lugar más acogedor del mundo
Foto: Westwing

Hygge, hugaa, haigi. En danés, inglés o a la española. Llámalo como quieras, pero grábalo a fuego en tu memoria porque es, sin duda, la medicina a la frenética vida que manejamos. Dale al botón de stop por unas horas, refúgiate en tu hogar, mímate y dedica un tiempo a ser feliz con las pequeñas cosas que te rodean. Hygge es la palabra danesa que más fama ha conseguido en los últimos años y se puede traducir como ‘bienestar’, ‘ser feliz con las pequeñas cosas’ o ‘haz caso a los daneses porque son la comunidad más feliz del mundo’. Poca broma: en el fondo sabemos que es verdad.

 

Preparar nuestro espacio más personal al detalle para que nos apetezca pasar horas en él debería ser una obligación. La decoración también es clave aquí. Cobra sentido construyendo atmósferas minimalistas y eligiendo elementos que arropan, metafórica y literalmente: desde pasar tiempo horneando delicias con tus personas favoritas hasta quedarte acurrucado en tu rincón de lectura con un libro y una buena manta.

Te contamos 15 claves hygge que harán de tu casa el lugar más acogedor y sanador del mundo. ¡Vamos a ello!

 

Sobre el autor

Beatriz Jarauta Romero

A veces redacción creativa, otras dirección de estilo en fotografía. Me encanta perderme entre revistas y cuentas de diseño, hacer fotos, viajar y cruzarme con sitios donde se coma muy -muy- bien. Cotillear las lámparas de las casas de la gente desde la calle me provoca una felicidad que no puedo explicar.

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