Desde hace siglos, e incluso milenios, nuestros antepasados han utilizado los colores como auténticas herramientas terapéuticas. El motivo es que cada uno de los tonos que los seres humanos somos capaces de ver transmite una serie de emociones y es capaz de aumentar o de disminuir determinadas sensaciones y estados de ánimo, aunque a veces nos pasen desapercibidas.
De hecho, el Feng Shui, la antigua técnica china que busca el equilibrio a través de los elementos del hogar, siempre nos ha hablado de la importancia crucial que tienen los colores y de porqué debemos dedicarnos a fondo a estudiar qué pigmento es el mejor para cada rincón de nuestra casa. Todo ello, por supuesto, en función de cómo seamos, de qué tipo de actividad vayamos a desarrollar en ese espacio o de cómo contrarrestar o equilibrar otros elementos con los que esté conviviendo.
Cada color es capaz de transmitir determinadas emociones y estados de ánimo
Así, la tradición china recomienda evitar el uso excesivo del blanco, precisamente por su alta neutralidad y por el hecho de que se asocia a la nieve y, por tanto, al frío. Según esta filosofía oriental, generar un entorno frío va a promover una casa fría y unas relaciones personales frías.
¿Significa eso que no podemos pintar una pared de blanco? No exactamente. Significa que, si queremos crear un ambiente equilibrado desde el punto de vista energético, no debemos caer en el error de pasarnos de minimalistas y de excedernos con el blanco por todas partes: en la pared, en el mobiliario, en el pavimento, en los electrodomésticos, en los textiles del hogar y en el resto de elementos decorativos. Si lo hacemos, caeremos en la descompensación.
Foto de Bruguer
En el contraste está el equilibrio
Evidentemente es importante tener claro qué estilo o estilos decorativos son los predominantes en un espacio, e intentar mantener la coherencia a través de los distintos componentes que lo habitan. Pero en el contraste está el equilibrio. Por eso, si te encanta la pared de blanco, puedes aprovechar otras piezas para aportar más color y balancear las sensaciones.
Los cuadros, los cojines, las alfombras, las cortinas o las piezas artísticas son elementos que pueden darte mucho juego a la hora de compensar los colores, aportando más personalidad y dinamismo al ambiente general.
Ahora bien, ¿tienes claro qué emoción transmite cada color y cómo debes pintar cada una de las estancias de tu casa? No olvides que, además de eso, la psicología del color también puede aplicarse al resto de aspectos de tu vida como, por ejemplo, la ropa que llevas. Por eso, la cromoterapia también propone vestirse con determinados tonos para subir nuestro ánimo o para relajarnos.