Raquel González ha llevado a cabo la reforma integral de esta vivienda en Getxo (Vizcaya) situada en una finca de 1920. Se trata de un piso con gran personalidad por sus características arquitectónicas entre las que destacan la estructura de madera, sus techos altos, los dos balcones de la fachada principal y el espectacular mirador que se encuentra entre el salón y la biblioteca-comedor.
La propietaria, Elisabeth Serna Otaño, ya se había mudado muchas veces y tenía claro lo que quería. Tras el proyecto llevado a cabo, el resultado ha sido una elegante vivienda contemporánea con un estilo ecléctico y atemporal y con mucha personalidad.
La interiorista, Raquel González, con Elisabeth Serna Otaño, propietaria de la vivienda, en el salón de la casa
Se han combinado elementos actuales con piezas clásicas y antigüedades que singularizan la decoración. “Mezclamos lo actual con lo antiguo generando un ambiente muy ecléctico y resaltando la estructura de madera del edificio. Apostamos por un diseño elegante y sereno, y unificamos la estética trabajando con tres colores en todas las estancias, blanco, negro y topo, y acabados nobles, como la madera, mármoles y tejidos”, explica Raquel González.
Distribución de la vivienda
La orientación de este piso (de 185 metros cuadrados) ha sido decisiva para ubicar las zonas de día y noche. La primera de ellas se ha situado en la fachada principal del edificio que cuenta con grandes entradas de luz, gracias a las dos terrazas y el mirador, orientados al oeste.
Se ha diseñado una amplia zona de día en la que todos los espacios se comunican entre sí consiguiendo una cómoda circulación y amplitud visual . Las puertas de madera que separan el salón del hall permiten la conexión o la privacidad, según se desee. Así mismo, se han desarrollado espacios versátiles y polivalentes que permiten diferentes usos como el mirador o el comedor que funcionan también como zonas de descanso, lectura, trabajo, biblioteca…
Las habitaciones y los baños se han situado en la otra parte de la vivienda. La zona privada de la pareja se ha desarrollado en suite y los dos niños pequeños cuentan cada uno de ellos con su propia habitación y comparten un baño.
No hay duda de que se trata de una vivienda familiar práctica y funcional que no renuncia al estilo y a la singularidad.