Lejos de la gran ciudad, en uno de los barrios más lujosos de Sao Pablo, Brasil, se erige esta casa de campo que tiene el escapismo como mantra. Ambientes relajantes donde desconectar y disfrutar de la naturaleza de forma simple y pura.
La concepción del arquitecto Guilherme Torres, para Casa Jatobá, parte de una gran manzana, que evolucionó volumétricamente y se fragmentó ocupando todo el terreno disponible. A continuación, se crearon los cinco grandes bloques cúbicos blancos que marcan la vivienda: cada uno de ellos es una suite que funciona de forma independiente. Así, se preserva la intimidad y comodidad de la familia, formada por un matrimonio joven con dos hijos adolescentes.
Foto: Denilson Machado
Un gran muro de tapial, realizado con arena y tierra del propio solar, rodea toda la casa y también forma parte de la estructura. Esta técnica milenaria crea una identidad única, tanto en la estética -el colorido y el espaciado de las capas- como en el tamaño.
Foto: Denilson Machado
La casa está hecha íntegramente de CLT (Cross Laminated Timber), que son tablones de madera entrelazados y prensados a alta temperatura y presión. Esta, forma la losa y toda la parte estructural del proyecto, sustituyendo el hormigón por la madera en bruto.
El salón predica el concepto de integración total, con comedor y salón separados por una gran encimera multifuncional con su superficie revestida de granito flameado. En el briefing, los clientes solicitaron una sala de TV. Guilherme Torres superó las expectativas: creó una sala hundida con un gran sofá de mampostería, donde se colocaron futones en el interior del núcleo. Y lo mejor, el espacio es 100% abierto y se abre completamente al área exterior. En días de lluvia, todos los toldos incorporados bajan y cierran todo el ambiente.
Foto: Denilson Machado
La zona de ocio dispone de sauna, spa y piscina de tres niveles con una preciosa cascada, todo ello con unas vistas privilegiadas a la preciosa naturaleza que rodea la casa.
Uno de los grandes destaques es el piso, hecho con fragmentos de basalto, la piedra predominante en el suelo de la Luna, que cubre todo el perímetro del proyecto. “Realmente, caminar por los pasillos de la Casa Jatobá es como flotar en suelo lunar: la sensación de calma, lejos de toda civilización, es muy similar”, confiesan los propietarios.
La idea de la casa de campo es vivir una vida más orgánica, lúdica y saludable, pero sin olvidarnos de la sostenibilidad. El proyecto funciona con energía fotovoltaica, y los hermosos estanques repartidos por todo el terreno no son simplemente ornamentales, también son estanques para recoger el agua de lluvia. En otras palabras, toda el agua utilizada se reutiliza.
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