Enamorados de Madrid y en busca de buenas inversiones inmobiliarias, a sus nuevos propietarios (una promotora sueca llamada Insularo Group) les encantó dar con una vivienda que conservara elementos originales, como las puertas de paso o las ventanas, que se recuperaron. Les atrajeron las posibilidades de distribución y tuvieron muy claro que, a pesar de la importancia de la obra necesaria, ésta era la casa que querían, apostando por darle un look contemporáneo, pero conservando su esencia.
Para ello recurrieron a l interiorista Gonzalo García, quien, en la misma línea, asegura que “la vivienda estaba en un estado lamentable, por lo que hubo que renovarlo casi todo e intentar recuperar el esplendor de lo que fue en su día. Así que realizamos una reforma integral, redistribuyendo espacios, cambiando instalaciones; recuperando y renovando”.
Se trata de un edificio de principios del siglo XX, en el barrio de Salamanca, por lo que era interesante recrear el estilo de esa época, con sus molduras, parqué de pino melis, pero actualizándolo todo y llevándolo al siglo XXI.
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
Así pues, el interiorista lo afrontó como una renovación en la que se buscaba poder desarrollar una vida actual en el interior de la casa, con una elegancia y un clasicismo de época. Para ello recreó molduras, como las originales, y optó por instalar el suelo de madera (traído de una vivienda similar) y lo colocó en espiga, como se hacía a principios de siglo. “Posiblemente por su cultura y su conocimiento del diseño y la decoración (tan arraigados en los países nórdicos), los propietarios tuvieron muy claro cómo adaptar las piezas, los colores y la circulación al espacio, queriendo utilizar firmas locales e incluyendo materiales originales”, cuenta el diseñador de interiores.
Me gusta realizar proyectos atemporales, que sean contemporáneos pero que tengan sentido con el estilo arquitectónico de la vivienda
- Gonzalo García, interiorista
A la hora de organizar los espacios, se reubicaron algunas zonas. En el piso original había un baño pequeño y un aseo, “y logramos instalar dos baños principales y uno de invitados. Respecto a la cocina, la trasladamos también y la unimos al comedor en un único ambiente”, comenta el interiorista. Todo ello permitió una distribución ordenada con una clara diferenciación entre las áreas de descanso y las comunes.
Con ello se consiguió una atmósfera armónica y relajada, donde el arte cobra protagonismo y aporta valor a cada paso.