Casa Burés (1900 aprox.) es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad de Barcelona, uno de esos tesoros modernistas que ha ido pasando por algunas manos hasta llegar a ser adquirida por un fondo británico y en el que aún quedan muchos propietarios particulares.Obra de Francesc Berenguer i Mestres, y ubicada entre las calles Ausiàs March y Girona, se erige bella e imperecedera.
En su interior, muchos son los dueños que, respetando su esencia, han sabido darle una nueva imagen, actualizándola y convirtiéndola en una colección de viviendas sensacionales en el corazón de la capital catalana. Una de ellas es la que os mostramos en estas páginas, un pied-à-terre familiar en el que el trabajo del equipo de interiorismo de Luzio ha sabido sacar lo mejor del espacio, diseñando unos interiores en los que uno se siente muy reconfortado.
“Los propietarios de la vivienda querían una segunda residencia en la que encontrarse como en su casa habitual”, comentan desde Luzio. Es por ello que el estudio, lejos de reestructurar, optó por realizar un proyecto de interiorismo para toda la vivienda respetando la originalidad del edificio y sus elementos restaurados.
Foto: Jean Lozada
Así pues, tomaron como hilo conductor las tonalidades sobrias par los muebles principales, dando todo el protagonismo a los suelos hidráulicos que se habían restaurado. A su vez, se decantaron por textiles en colores ocre, que aportan fuerza y personalidad, mientras preservan la calidez en cada estancia.
Esta fue una decisión clave, ya que el efecto neutro de algunos muebles y de los textiles permitió lucir piezas de mobiliario en tonos oscuros (como el sofá del salón y algunos de sus elementos auxiliares; o las sillas azules del comedor, el cabecero de las camas...). Todas procedentes de Luzio y seleccionadas en exclusiva para este proyecto
Escogimos piezas de mobiliario exclusivas, que diesen calidez y carácter a la vivienda, y textiles naturales, en tonos crema y ocre. El resultado es un hogar muy elegante
- Mª José Gómez Escuer y Maxi Zigart Sapiro, estudio de interiorismo
Una vez fuera de la zona de día, descubrimos un área de descanso en la que los suelos de madera aportan la nota cálida necesaria para unos ambientes en los que predomina el blanco.
Sin duda, un combinado elegante, sobrio y funcional que hace destacar las cornisas, las puertas y los rosetones originales –todos restaurados–, que conviven y se realzan unos a otros generando atmósferas naturales y sin artificios. Este es un hogar en el que el tiempo se detiene mientras se disfruta de la belleza