Enamorados de la Costa Brava, sus playas, el paisaje rural que la envuelve y sus maravillosos parajes naturales, esta familia ansiaba comprar un terreno y edificar su casa de vacaciones para disfrutarla en familia. Deseaban un hogar para descansar con sus hijos en verano y lo querían en el Empordà (Girona). Y tuvieron la suerte de dar con esta maravillosa finca, muy destartalada, pero con unas impresionantes vistas.
No lo pensaron dos veces. Contactaron con el arquitecto Damián Ribas que les planteó, con la ayuda de Construccions El-Yazidi, una casa distribuida longitudinalmente, con volúmenes de cubierta inclinada, simples e independientes, que supo instalar respetando la orografía del terreno.
“Todos se articulan a través de un hilo conductor: buscar la conexión entre ambientes interiores, ligando los volúmenes exteriores, como la zona de la piscina”, asegura el arquitecto. Esta disposición posibilita usar la vivienda de diferentes formas, según la cantidad de ocupantes, permitiendo pequeñas divisiones y, en consecuencia, un ahorro energético.
“Cabe destacar que se hizo una instalación geotérmica y vivienda se reduzca al máximo”, comenta Damián Ribas, que además restauró el tejado y recubrió los muros exteriores con piedra.
A la hora de decorarlo, contaron con la interiorista Nuria Pérez-Sala, que apostó por diseñar un hogar cálido, actual e integrado en el paisaje, con muebles que contaran una bella historia; se decantó por maderas de acabado natural, que aportaran ‘calor’ a espacios con suelos de microcemento; tonos marinos, fibras naturales y textiles ligeros.
El resultado es una vivienda que conecta exterior e interior, que se vive en familia y amigos y que disfruta de unas espectaculares vistas a las islas Medas y el azul del Mediterráneo. Contemplar, habitar y respetar el paisaje, aquí, es una realidad.