Texto: Inés Martín Tiffon
Los proyectos de este mes de enero han estado marcados por los colores vibrantes – vemos mucho verde y mostaza- y por ambientes acogedores donde reina la madera.
Los interioristas que firman las favoritas de este principio de año son: Alejandra Pombo, Héctor Ruiz-Velázquez, Adriana Nicolau, Susanna Cots, Macarena Barcia y Ana Escribano.
De notaría a vivienda en el barrio de Salamanca. El encanto de la zona enamoró a sus propietarios –como también lo hizo la tipología de edificio de ladrillo visto, sus grandes puertas de madera, que dan tanto caché a la arquitectura urbana de la capital, o las posibilidades del patio interior–, a pesar de ser una planta estrecha con problemas de luz.
Y es que eran más que conscientes de que era justamente este tipo de retos los que mejor distinguen al estudio del arquitecto Héctor Ruiz-Velázquez. Él y su equipo (entre otros, Tarsila Sánchez, Alicia Suz y Almudena Toledo) realizaron un nuevo proyecto de canal de luz en la planta baja de este edificio, que comparte acceso con unas oficinas ya reestructuradas. Lo consiguieron construyendo un nuevo concepto de hogar, atemporal, con una atmósfera elegante, sobria y viva al mismo tiempo, expandiendo en perspectivas, modularidad y creatividad todo el espacio disponible; ideal para sus nuevos propietarios, una familia con gusto por el arte y el diseño.
“Intento que todos los clientes se vean reflejados en el resultado final de cada uno de mis proyectos”, asegura la interiorista Alejandra Pombo. Una afirmación que nos lleva a preguntar qué hay en esta vivienda de reflejo de su propia personalidad, ya que estamos en su hogar, una casa-estudio.
La respuesta es equilibrio, elegancia, luminosidad, mestizaje y mucha nobleza (muchísima). Y, al igual que con sus clientes, ésta también está hecha a su medida, a la suya y la de su familia. Es una casa que habla de ellos, de su vida, de lo que les gusta, “podría decir que es perfecta para nosotros”, avanza la interiorista.
Su propietaria, Cristina Ros, anticuaria y fundadora, con su socia Lucía Sañudo, del espacio Kelly Deco, dio con este piso –situado frente al madrileño Parque de El Retiro–, hace ya 13 años.
En la reforma se mantuvieron algunas señas distintivas de la construcción, como las preciosas ventanas con vidriera emplomada del comedor, tan características de la época del edificio, pero se rehízo todo de nuevo para dar lugar al hogar que es hoy: una delicada mezcla de estilos en los que encontramos toques art déco, mobiliario de diseño, piezas a medida, detalles de inspiración marroquí... La decoración es un rico catálogo de texturas, que proponen un juego entre la calidez de los textiles, la fuerza de la piedra, la riqueza del metal...
La ubicación del terreno, sus maravillosas vistas y el potencial de la construcción existente fue cuanto necesitaron sus nuevos propietarios para animarse a adquirirla. Era 2017 y buscaban una segunda residencia, un lugar en el Norte donde disfrutar del paisaje y desconectar de la ciudad.
Una de las principales líneas que, la interiorista Macarena Barcia, siguió para acometer la reforma fue destacar al máximo las magníficas vistas del valle y de la cordillera a los que se asoma la vivienda, abriendo grandes ventanales en todas las fachadas, que aseguran esa sensación de estar fuera y dentro a la vez.
La interiorista Adriana Nicolau nos abre las puertas de su maravillosa vivienda, un piso con cuatro balcones abocados a la castiza plaza Tirso de Molina (Madrid), que se llenó de luz con un cambio de carpintería y una nueva distribución, más abierta y dialogante.
Y es que Adriana, la reina de las notas de color y defensora del estilo sofisticado confortable, ha sabido sacarle partido y darle un toque deco sublime que revaloriza cada una de las estancias.
Tras el proyecto de interiorismo llevado a cabo por Susanna Cots, la luminosidad inunda todos los espacios de este piso. La búsqueda de la luz ha sido el principal objetivo en el diseño de este ático barcelonés. Y el objetivo se ha conseguido.
Situado en el corazón de Barcelona, este ático disfruta de unas impresionantes vistas de la ciudad, por lo que esta vivienda se ha convertido en un mirador excepcional. Al mismo tiempo, vivir la ciudad desde el interior del hogar y conservar la intimidad ha sido otro de los logros del proyecto Maison Lumière. “Observar y disfrutar de las vistas con invisibilidad es uno de los resultados que mejor definen este proyecto en el corazón de Barcelona”, señala Cots.
El piso, una vivienda de segunda mano, estaba en muy mal estado cuando la adquirieron; no obstante, su ubicación, las posibilidades que ofrecía y su superficie (140 m2) eran lo que sus propietarios estaban buscando; así que la compraron con la idea de rehabilitarla y optimizar su espacio.
Se cambió la distribución para adecuarla a las necesidades de sus nuevos dueños, algo no exento de algunos inconvenientes, como asegura Ana Escribano, fundadora del estudio Ana Escribano Arquitectos y artífice del proyecto de arquitectura e interiorismo de la vivienda.
A la hora de decorar la vivienda, Ana optó por unificar la superficie con materiales idénticos y aportar toques diferenciadores y refrescantes a través del uso del color aplicado en los textiles, papel pintado, obras de arte y pequeñas piezas básicas.
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