Rodeada de vegetación, y en un emblemático paisaje mexicano, Casa AL se convierte en el claro ejemplo de cómo integrar la luz dentro de una vivienda. De hecho, los rayos del sol bañan todas las estancias, permitiendo un diálogo total entre el exterior y el interior, ambos unidos de manera leve, elegante, íntima y especial en esta vivienda ubicada en Ciudad de México.
En este mismo sentido, uno de los propósitos del proyecto era que la fachada se camuflara con la imagen urbana, sin pretender destacar, pero que al mismo tiempo quedara realzada por su volumen central y por la vida de su vegetación de un modo casi tímido. Gracias al trabajo de la oficina de arquitectura Nivel Tres, la vivienda luce ahora elegante y diáfana mediante una paleta de colores neutros bien seleccionados por el equipo de diseñadores y arquitectos.
Luego en la casa, en su interior, los ambientes quedan difuminados de manera dinámica. Todo sigue un orden alterno y claro, permitiendo que las zonas, bien iluminadas, queden totalmente conectadas entre sí. Todo ello posibilita las condiciones pertinentes para la vida en familia y el diálogo con los niños.
Una vivienda a tres niveles
Con espacios personales, reflexivos y livianos, la casa se configura en tres niveles. El primero, el público, con una serie de espacios distintos e integrados: un recorrido diáfano, consecuente, que consolida la vida familiar con su aspecto elegante. Se trata de la relación entre el acceso porticado con el patio trasero, en medio de los cuales se encuentra la sala familiar, la estancia, el comedor y la cocina. Todas estas configuradas para que el recorrido sea abierto y libre.
En la planta superior, la privada, se encuentra la recámara principal, configurada de espacios más personales, que no pierden de vista su sentido casual, espontáneo, pero también fresco y abierto. Recámara, baño y vestidor en cuyo interior se puede leer el paso del tiempo y desde el cual puede apreciarse el ritmo de los árboles aledaños a la casa. Por último, el sótano, dónde se ocultan las recámaras secundarias y un estudio. Paisajes personales que acontecen a una escala pausada. Como si uno estuviera más bien en otro lugar.