Esta vivienda unifamiliar de una planta responde, en fondo y forma, a la visión de sus propietarios sobre la manera en la que deseaban vivir y convivir. Una visión que ellos, una pareja con dos hijos pequeños, configuraron en gran medida a partir del privilegiado entorno natural en el que se enmarca la casa.
Se trata del valle fluvial de uno de los ríos más caudalosos de la región, un área rural eminentemente agrícola, con un modelo de trabajo basado en la pequeña producción local sostenible. En este paraje, aunque puntualmente se perciba cierto trajín de movimientos y sonidos propios de las incesantes tareas del campo, el tiempo parece pasar a un ritmo más pausado que en la ciudad.
Sus habitantes, además, son plenamente conscientes del lugar que ocupan, de todo lo que les ofrece y de lo mucho que le deben. Por ello, se preocupan por minimizar el impacto de su huella en el desarrollo casi salvaje de una naturaleza que, avivada por un clima templado húmedo, se muestra verde y frondosa durante todo el año.
Requisitos de los propietarios
A la hora de plantear el proyecto, los propietarios establecieron distintas premisas que condicionaron su diseño y construcción por parte de Santos:
- La vivienda debía resultar consonante con su entorno.
- Todas las estancias de la casa debían tener vistas a la superficie ajardinada con terrazas.
- Creación de un huerto con plantas aromáticas y otros vegetales, con la intención de aprovechar la producción en la elaboración de recetas propias.
Vidrio, madera y aluminio
Atendiendo a las directrices de la pareja, se optó por una arquitectura sencilla, con una estructura limpia alzada casi exclusivamente a partir de vidrio, madera y aluminio. La construcción se estableció en el centro del terreno, para permitir que el jardín resultase siempre visible. Este efecto se reforzó recurriendo a paramentos acristalados que, sostenidos por estilizados perfiles de aluminio, se prolongan hasta cubrir los laterales del techo abovedado.
La altura de la cubierta propicia una atmósfera desahogada, luminosa y serena, en la que las vistas panorámicas invitan a olvidarse de los límites impuestos por la edificación para favorecer la inmersión total en el paisaje.
Madera como hilo conductor
La madera, presente tanto en el mobiliario auxiliar como en elementos estructurales, es otro de los materiales clave de la casa. En este sentido, destaca especialmente su aplicación en la parte central de la bóveda, compuesta por listones de madera. También puede encontrarse en las lamas que separan el comedor de la zona de lectura, o en la tarima de roble europeo que se extiende por toda la planta, armonizando y dotando de calidez a los distintos ambientes.
Decoración minimalista
La decoración se ha propuesto en concordancia con el estilo minimalista de la obra, decantándose por la contención y la precisión para acentuar el carácter diáfano de las zonas destinadas a la interacción entre los usuarios. De esta forma, las distintas piezas aportan justo lo necesario para dotar a los espacios de personalidad y, al mismo tiempo, ofrecer todas las funcionalidades que exige el día a día contemporáneo.
En suma, con su medido despliegue de recursos, arquitectura e interiorismo se han aliado para afianzar el vínculo entre la vivienda y su entorno, logrando trazar una conexión vívida entre el interior y el exterior.