Esta casa unifamiliar de casi 300 metros cuadrados de Bilbao se le presentó a la interiorista Raquel González casi como un lienzo en blanco en el que dar rienda suelta a su creatividad profesional con el beneplácito de los propietarios, un joven matrimonio con tres hijos. La única condición que pusieron fue poder conservar algunas piezas de mobiliario y decoración de su antigua vivienda.
Por otro lado, el objetivo principal en el que ambas partes coincidían era el de conseguir que la casa presumiera de más luz natural, ya que su estructura original era muy oscura. Para ello, el primero paso que llevó a cabo la interiorista fue el de tirar tabiques para hacer entrar más luminosidad y, a continuación, unificar todo a efectos de carpinterías, suelos, iluminación e instalaciones.
Foto: David Montero Estilismo: Cristina Rodríguez-Goitia
Toda la vivienda desprende un estilo clásico actual gracias al uso de molduras, baquetones y frisos que tanto caracteriza los trabajos de Raquel González. Asimismo, se potenció el cuidado de los detalles y la armonía estética y se eligió el color azul como hilo conductor de todo el proyecto de interiorismo.
Foto: David Montero Estilismo: Cristina Rodríguez-Goitia
La casa, que está rodeada de un gran jardín, se distribuye en tres plantas y es en la principal donde se ubican las estancias más importantes, tanto las de día como las de noche, incluyendo una piscina climatizada. El sótano se destina al garaje y en la primera, gracias a su concepción diáfana, se sitúa un segundo salón con zona de estudio.