Cuando los propietarios toparon con este piso de 90 metros cuadrados, en un edificio histórico de 1913 en el centro de Moscú, supieron que habían dado con el hogar ideal para albergar su colección de arte contemporáneo. Inicialmente, se encontraba en malas condiciones y necesitaba una reforma integral, por eso decidieron ponerse en manos de los interioristas Natalia Vorobyeva y Dimitry Kyznetsov.
“Nos enfrentamos al reto de cambiar la distribución de todo el apartamento, a la vez que deseábamos mantener los elementos históricos que datan de la época”, confiesan los interioristas. Con paciencia, mimo y talento, crearon la casa de sus sueños, un espacio a medio camino entre un hogar y una galería de arte.
Los propietarios son unos viajeros empedernidos, les encanta el diseño moderno y tienen conocimientos profundos en arte contemporáneo, por lo tanto, en el interior de la vivienda predominan los objetos de diseño italiano del siglo XX, las piezas vintage y el arte moderno. Profundamente enamorados de Italia, han colocado suelos de piedra brecha, un material muy usado en la arquitectura y casas del “Belpaese” y han escogido lámparas vintage de vidrio italiano de los años 60 y 70.
La arquitectura clásica, las paredes blancas y el suelo de madera sirven como base para que la decoración brille por sí misma. Además, se han recreado las molduras de yeso y el parqué, y se han mantenido los diseños de las ventanas y los altos techos. Pese a que las notas de color las aportan las obras de arte, se ha diseñado un escritorio de color azul que combina con el gran cuadro abstracto del salón.