Casa mallorquina: La vivienda que narra la historia de una familia

El estudio Espacio en Blanco afrontó la reforma de esta residencia señorial antes, durante y después del confinamiento, lo que le llevo a adaptar el proyecto a la nueva realidad y a una familia que crece. Una vivienda contemporánea en constante evolución.

Foto: Mauricio Fuertes / Andrea Pousin
Foto: Mauricio Fuertes / Andrea Pousin

Dicen que las mejores cosas nacen del caos. Algo así debió pensar el estudio Espacio en Blanco cuando, en plena reforma, les pilló el confinamiento. Una situación sobrevenida que les obligó a adaptarse a una nueva realidad y modificar un proyecto que comenzó siendo una vivienda para dos y ha acabado siendo el hogar de toda una familia. Un piso que narra la historia de una reforma integral y su evolución que, como resultado, ha dado lugar a una elegante casa señorial en pleno centro de Palma de Mallorca.

Así, la capacidad de adaptación, la flexibilidad y la improvisación son las señas de identidad de una reforma que supuso todo un reto para la interiorista Bárbara Aurell. En sus inicios el proyecto estaba destinado a una pareja que trasladaba su residencia desde Barcelona a la capital balear. Una pareja joven y recién casada, sin hijos y con un perro, que regresaba a su tierra natal.

Como suele ocurrir siempre que empieza un proyecto, Aurell preguntó a sus clientes “¿Cómo quieres vivir?” y, a partir de su respuesta, empezó a esbozar y definir el proyecto que mejor se adaptara a sus deseos.

Pregunta que, por las circunstancias, fue cambiando a lo largo de la intervención y que obligó a reformular el planteamiento en varias ocasiones. Dos embarazos y un confinamiento después, retos incluidos, el resultado es un magnífico y elegante hogar con aires señoriales, una agradable interpretación de una casa antigua.

El inmueble inicial estaba en completo estado de abandono. Sin embargo, su planta cuadrada a cuatro vientos y su excelente ubicación en una céntrica plaza lo hacía el espacio perfecto. “Lo más importante era estructurar la circulación evitando crear muchos pasillos”, explica Aurell.

En el momento inicial, al no tener hijos, la propuesta de la interiorista fue dividir la vivienda en dos “un área para el matrimonio y las zonas de día, y otra para alojar a amigos e invitados cuando los visitasen”, matiza.

Sobre el autor

Noelia Chaves

Periodista

Periodista. Apasionada de la fotografía, el arte, la historia y las letras en todas sus variables. Animal audiovisual, antes trabajaba en la televisión ahora escribo para la Revista Interiores.