Era una casa fea y en la que no podía hacerse una rehabilitación integral. No puedo decir que me gustara nada cuando la vi: la fachada tenía un gotelé gordísimo en un amarillo muy llamativo y los azulejos del interior tenían motivos de flores y colores rosados... La idea era hacerle un lavado de cara muy potente a nivel estético, pero sin cambiar huecos exteriores ni carpinterías exteriores ni distribución, ya que queríamos empezar a disfrutar de la casa lo antes posible”, asegura la interiorista Paty Pombo, autora de este proyecto y afortunada propietaria del mismo.
La compraron únicamente por su situación (el pantano de San Juan, cerca de Madrid) y por las maravillosas vistas de las que se podía disfrutar. “Sólo con bajar a la playita, supimos que teníamos que comprarla y ponerla bonita, sin mucha obra”, cuenta Paty. La renovación se llevó a cabo en varias fases, pues se instalaron en ella desde el primer momento.
“Con la reforma pretendíamos crear un espacio que nos trasladase a nuestros sitios favoritos, donde realmente nos sintiéramos de vacaciones. Tenía que ser un ambiente muy cómodo, en el que disfrutar de la familia y los amigos”, comenta la interiorista.
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
En cuanto a la decoración, y dado que no hubo movimientos estructurales, Paty intentó sacarle todo el rendimiento posible, haciendo que se adaptara al estilo de vivienda que ya era. “El tipo de construcción es más convencional, yo quería que tuviese ese toque mediterráneo que me caracteriza, sin perder ese lado ‘tradicional’, recurriendo a papeles recargados, muebles y carpinterías recuperadas”, asegura la interiorista. Al final, no ha resultado ser la casa de su sueños, “pero para lograrlo hubiera tenido que poner en marcha una reforma integral y no era la idea al comprar esta finca, pero estoy muy contenta con el efecto conseguido”, cuenta Paty.
Y añade: “Hay muchos espacios que nos encantan, rincones para disfrutar de las vistas que tenemos: mi café por las mañanas en la ventana habitable de la cocina, nuestras comidas con amigos en el porche mirando el pantano... Es un lujo, la verdad”. Y damos fe de ello, es un hogar cálido y acogedor, que permite huir del ruido de la ciudad, disfrutar del pantano, la piscina y vivirlo con alegría con toda la familia.