En el centro de Sevilla, una pequeña casa de unos 100 metros cuadrados luce la nueva intervención de CM4 Arquitectos, donde la base cromática – burdeos, verde agua y ocre – es ahora el elemento más llamativo de la vivienda, a pesar de que su esencia original ya era de lo más particular.
Se trata de una casa de tres plantas en las que podemos observar una cocina con comedor, un dormitorio, todo de gran carácter sevillano con suelo de terrazo y paredes de ladrillo visto, y una azotea con terraza. Sin embargo, sorprende la ausencia de un salón, aunque cada espacio cumple al completo ya con su funcionalidad.
La vivienda se presenta como un circuito ascendente, con una escalera antigua que une todos los niveles, en el que cada piso tiene un color base distinto que, a su vez, juega con la luz que recibe a través de sus ventanales.
La primera parada es la cocina-comedor y la zona de estar, donde penetra radicalmente el estilo clásico, acompañado por un característico burdeos combinado con verde turquesa; en el segundo piso encontramos el dormitorio, donde domina el color ocre junto con unos azulejos artesanales típicos del territorio; y finalmente, la última planta da acceso a la terraza, que se convierte en un mirador en toda regla.
La cocina, protagonista principal
La cocina y el comedor se encuentran, de forma unificada, en la primera planta de la casa. Destacan los blancos, burdeos y el verde agua que juegan en todo momento con los elementos dorados que le acompañan. La isla central sirve también como lugar donde comer, con unos taburetes tapizados en ocre que rematan la decoración.
La luz natural es otro de los elementos que nos fascinan de este espacio, que añaden la sensación de amplitud gracias al suelo de terrazo y el cambio de color en el moisaico de las paredes.
Además, aprovechando el espacio diáfano de la estancia, también se han incorporado una mesita para dos para tomar un aperitivo y unas butacas para leer junto a la ventana.
Un dormitorio con dosel, alfombras y terciopelo
El dormitorio es la segunda estancia y, a su vez, el segundo piso de esta vivienda que se presenta con una amplitud igual de impresionante que la primera planta. En este caso, la sensación de altura también se consigue gracias a la recuperación del techo original de madera y la pared pintada a media altura en color azul intenso.
Los elementos que personalizan esta estancia en su estilo más colonial son las alfombras con grabados árabes, los tapizados aterciopelados de las butacas y el gran dosel que acompaña la cama principal.
Existe una cierta mezcla entre los muebles más clásicos y algunas formas más vanguardistas, algo que, en realidad, se respira en toda la casa, aunque se ve con mayor claridad en esta estancia por el contraste de colores y materiales, como la simbiosis entre el gres, los tapizados de cuero y algunos materiales más opacos.
La terraza, última parada
La terraza es la última parada que preside esta vivienda de tres niveles, que sigue manteniendo el estilo clásico y la tradición sevillana, pero con colores mucho más neutros y materiales naturales.
El mobiliario de fibras naturales, en el que destacan particularmente las lámparas colgantes, y las plantas en maceteros de barro, convierten el ambiente en un pequeño mirador con varias zonas para disfrutar de la sombra y el sol en cualquier momento del año.
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