En las grandes ciudades, a veces, descubrimos espacios singulares que nos sorprenden por su ubicación y que parecen estar aislados y apartados del ruido de la vida urbana. Es el caso de esta vivienda situada en Barcelona que el equipo de Scala Studio ha transformado en un hogar contemporáneo.
Definiríamos la singularidad de este proyecto como un remanso de paz en medio del bullicio de la Ciudad Condal
- Scala Studio
Cuando Anna Raventós y Lea Viscasillas vieron este inmueble por primera vez, se asombraron del potencial que tenía. “En seguida, nos fascinó su arquitectura: los techos altos, las molduras, los ventanales y la zona exterior; nos puso las cosas muy fáciles ya que el envoltorio de por sí ya era espectacular”, comentan las interioristas.
Se encontraron una casa principal en obras - pensaba para convertirse en una oficina- y, frente a ella, una caseta que no tenía ningún uso determinado y presentaba solo cuatro paredes y el suelo. Desde el principio se decidió aprovechar la arquitectura preexistente para distribuir la vivienda. En la casa principal se han situado los espacios sociales y la caseta, más íntima, se ha destinado a zona privada; en ella se encuentran los tres dormitorios. Una distribución muy ordenada y claramente zonificada para una vivienda que suma en total 200 metros cuadrados.
La casa principal presentaba espacios diáfanos y abiertos que se respetaron y no hizo falta tirar ninguna pared para desarrollar la vivienda con un concepto open space. En la caseta se diseñó desde cero la distribución interior.
Foto: José Hevia
El equipo de Scala Studio desarrolló todo el proceso creativo desde el inicio conjuntamente con el cliente, ya que tenía las ideas muy claras. Para potenciar el espíritu genuino de la casa, se ha apostado por materiales nobles como el pavimento: un parquet de madera rescatado de un antiguo aserradero croata de los años 60. En la caseta, por otra parte, se dejó el suelo en hormigón pulido. “En todo momento se quiso mantener la idea “romántica” de usar materiales y elementos que contaran su propia historia y tuvieran un porqué”, comentan las interioristas.
En cuanto a la decoración, se han preferido pocas piezas escogidas y se han singularizado los ambientes con las obras de arte de artistas como Miguel Macaya, Regina Giménez y Laurent Baron de Posson.