Este moderno dúplex de 180 metros cuadrados presume de espectaculares vistas a uno de los monumentos más fotografiados del mundo: la Sagrada Familia de Antoni Gaudí, en Barcelona. Un atractivo que se puede disfrutar desde sus dos grandes terrazas a cualquier hora del día y que fueron una de las principales motivaciones de la compra de la vivienda. La otra fue, además también de su potencial, que está situada en el barrio donde siempre ha vivido la propietaria.
La parte interior era quizás lo que menos le gustó cuando la vio por primera vez, sobre todo la incómoda escalera en medio del salón que unía las dos plantas, así como lo compartimentados que estaban los espacios. Nada que no pudiera solucionar una reforma integral, en este caso, dirigida por Eva Martínez, del estudio Obra de Eva. Se la recomendó una amiga a la que le había hecho el proyecto de su casa.
La amplia zona social del dúplex tiene dos accesos directos a la terraza y el pilar central se decidió conservar repicando el yeso para dejarlo visto, dando un toque industrial al estilo. Foto: Jordi Canosa Estilismo: Mar Gausachs
Y así fue como en apenas cinco meses se consiguió convertir este dúplex en la casa de los sueños de la propietaria y sus dos hijos y que ella misma define como "un oasis de desconexión". El proyecto dio respuesta a sus principales peticiones: mucho espacio de almacenamiento, una decoración de estilo industrial que combinara bien con algunas piezas de su anterior piso que quería conservar y una gran cocina abierta (es una de sus pasiones), pero que no estuviera aislada. Dicho y hecho.
Además, dadas las inquietudes medioambientales de la dueña, la interiorista le propuso apostar por implementar energías renovables y por utilizar materiales reciclados en la medida de lo posible. En este sentido, se hicieron nuevas todas las instalaciones, incluyendo placas solares. Y el hueco de debajo de la nueva escalera es el que se ha aprovechado para ubicar el cuarto de las máquinas de aerotermia, descalcificador, colector de calefacción y osmosis inversa.
La reforma no conservó ninguno de los elementos de origen ni la distribución, es más, se incluyeron nuevos espacios, como un tercer baño que no existía. De esta forma, cada dormitorio del dúplex tiene ahora su propio baño, aunque Eva Martínez reconoce que "no fue fácil conseguir el espacio suficiente para crearlos, ya que nos marcaba mucho el hueco de la escalera".
La escalera, tras la reforma, y mucho más práctica, tiene la función de separar la zona de día (salóncomedor-cocina) de la de noche, y más concretamente, de los dormitorios en suite de los dos hijos, que se han situado en la planta superior. El de la madre está en la planta baja. De esta forma, ellos tienen su espacio propio, lejos también del ruido que puede ocasionar la zona social, y disfrutan también de acceso directo a la segunda terraza con vistas que tiene el dúplex.