En los años treinta se llevaban las grandes entradas calefactadas donde recibir a nobles invitados. Los baños y salones, enormes, eran concebidos como estancias donde pasar la mayor parte del tiempo; estaban alejadas y separadas de la cocina, donde sólo comía y pasaba tiempo el servi cio.
El apartamento #JJ74 reflejaba este modo de vida pasado, con largos pasillos, techos altos y una cocina que, aunque reformada hacía pocos años, quedaba relegada a una esquina del piso.
El proyecto #Huellas, de cumulolimbo studio, responde a las nuevas necesidades de habitabilidad surgidas en esta vivienda, propias de nuestro tiempo. El corazón de la vivienda es hoy la cocina, un espacio en torno al que reunirse, y que puede servir como salón, sala de TV o gimnasio.
En una vivienda de apenas 60 metros cuadrados, todo centímetro es importante y, para adaptarse al presupuesto, en vez de tirarla y hacer una nueva, la cocina se mantuvo, trasladándola pieza por pieza a la zona del nuevo salón.
La cocina se mantuvo, trasladándola pieza por pieza a la zona del nuevo salón
Con un cambio de encimera y sustituyendo las puertas de los muebles altos por unas de DM crudo pintado a mano, el aspecto queda totalmente renovado. Los electrodomésticos también se mantuvieron. El viejo frigorífico dejó de estar encorsetado en un mueble columna opaco para integrarse con una pieza especial artesanal de cerrajería, hecha de chapa perforada y lacada en un cálido tono salmón, que le da ligereza y frescor al espacio.
Sobre el fregadero, el escurridor de platos se convierte en elemento decorativo y dialoga con el resto de la cerrajería. El nuevo salón-cocina se convierte en una salita flexible y común, que puede hacer las veces de cocina, comedor, salón, sala de baile, taller o todo a la vez, y dependiendo del día.